Cuando digo en redes sociales, reuniones y eventos bedesemeros o vainillas, entrevistas o mesas redondas y ante personas individuales que soy una mujer postsumisa, con sorpresa, curiosidad, incredulidad y/o interés, me preguntan ¿y qué es una postsumisa? Pensando en las respuestas que he dado, a partir de mis vivencias (con sus errores, desencuentros y satisfacciones) como practicante, y en los dos artículos que aparecieron en nuestra revista BDSMrevista Textos desde el Calabozo (Números 4 y 5) sobre mi visión del “PostBDSM”, es que comparto esta toma de posición.
Soy postsumisa porque:
1) Me inscribo en las tendencias que conciben al BDSM y a la D/s como una expresión comportamental de sexualidad alternativa a través de la performatividad (representación) de necesidades, deseos y fantasías, relacionadas con la dominación o la sumisión y/o con la generación o recepción de dolor y humillación, de una o más personas, y ya no como una filosofía o estilo de vida y de ninguna manera como algo obligatorio o violatorio de cualquiera de mis derechos humanos.
2) A tono con la exaltación del individuo en nuestra época que hace posible y favorece la autoafirmación, la mayor asertividad comunicacional y la negociación estratégica de intereses, lejos de las visiones románticas decimonónicas que fomentaban la dependencia, particularmente de nosotras las mujeres, e incluso la codependencia en la pareja, yo tengo absolutamente claro, que mi sumisión, mi masoquismo (en realidad espartanismo; yo no disfruto el dolor, me satisface y enorgullece resistir) y mi entrega son en primer, segundo, tercer… y último lugar por mi placer, no por el de mi dominante. Entiendo y acepto, por supuesto, que igualmente así ocurre con ella/él.
3) Rechazo completamente la idea de que la sumisa deba ser única o fundamentalmente pasiva, adoradora, receptiva, obediente, disciplinada, como características idealizadas de lo que es o debe de ser una “buena sumisa” y apoyo y favorezco que adquiera y desarrolle las de independencia, seguridad, responsabilidad, capacidad crítica, iniciativa; de la misma manera rechazo que un/a dominante deban de ser autoritarios, engreídos, cerrados, egoístas y ajenos a la ternura, la dulzura, la comunicación, la simpatía, la gracia.
4) Estoy cierta de que las posiciones, roles y comportamientos de tops y bottoms anteriormente rígidos y estáticos están modificándose, aligerándose de supuestos y expectativas, incluso entrecruzándose, como se manifiesta en los practicantes switch.
4) Concibo que mi dominante y yo somos totalmente iguales en derechos y en opinión en cualquier momento (en la sesión, en la reunión, en la fiesta, en la cama, en la calle, etc.) dentro y fuera de la escena bedesemera, que de ninguna manera es superior a mi o yo inferior a el/ella, sino que tenemos diferentes necesidades, deseos, disposiciones y habilidades y que para satisfacernos eróticamente (no necesariamente implicando actos sexuales) nos complementamos para actuar, para representar escenas, juegos y fantasías de dominación/sumisión y/o de sadismo/masoquismo. Lo que yo haga por mi dominante no irá en contra de mis necesidades y deseos y cualquier cesión o negociación al respecto deberá ser plenamente decidida y consentida por mí, en las modalidades, tiempos y consecuencias que mutuamente acordemos. Esta visión conlleva poner los acuerdos alcanzados con la/el dominante, ampliamente plasmados en el playlist, por encima de mentores, escuelas, tradiciones, protocolos, reglas y supuestos.
5) En el diseño, montaje y puesta en escena del juego, sesión o relación participo en un plano de igualdad con quien me domina, aportando ideas, consideraciones y formulando cuestionamientos y críticas, y no esperando que el/la amo/a lo conciba, decida, realice y juzgue todo por si solo/a.
6) En consonancia con las influencias externas, que actualmente permean crecientemente también el mundo del BDSM y la D/s, me asumo, por un lado, plenamente como una mujer transfeminista y, por el otro, como una “jugadora” en una negociación de necesidades, fantasías, deseos, capacidades, expectativas y limites; por ambas razones planteo mi postura de manera clara, directa y horizontal, rechazando tanto el “topping from the bottom” como la imagen tradicional del mundo vainilla, que en no pocas ocasiones pasa al terreno de la dominación/sumisión, de la manipulación del varón por parte de la “sumisa seductora”. Rechazo estas dos posibilidades porque estoy por la igualdad y la equidad entre las persona y porque no estoy de acuerdo en manipular y mucho menos me produce placer dominar a alguien.
7) Entiendo al BDSM y a la D/s como parte de la diversidad sexogenérica, no como un mundo cerrado en sí mismo, por lo que me propongo articularlas con otras prácticas y vivencias dentro de la sexualidad, como en los casos del exhibicionismo (la excitación al ser observada desnuda o en momentos eróticos), la poliarmonía (el poliamor dentro de la dominación/sumisión), la pansexualidad (la atracción erótica y/o amorosa por una persona con independencia de su sexo, género, identidad o expresión de género, orientación sexual o genérica, rol y prácticas sexuales) y particularmente la translesbiandad (el erotismo y el amor entre mujeres trans o entre éstas y mujeres cissexuales, en quienes su identidad de género concuerda con su sexo biológico).
8) Construyo mi identidad postsumisa como parte y expresión de mi personalidad, de mis necesidades, deseos y búsquedas, en relación –no exenta de contradicciones y tensiones, quizás incluso sin solución teórica y política posible– con otras inquietudes, intereses, afinidades y afectos intelectuales y políticos: el feminismo, el socialismo, la transgeneridad, la liberación sexual, entre otras principales.
9) Me he hecho consciente de que los cambios en curso dentro y fuera del mundo del BDSM y la D/s tomarán su tiempo y que esta postura que he asumido no es de fácil comprensión y menos aceptación, particularmente por lo que hace a la posibilidad de establecer una relación de dominación/sumisión, lo que me ha llevado a buscar diferentes alternativas, en que pueda aprovechar y proyectar mis concepciones sobre este mundo, como la de sumisa sesionista de tops jóvenes o noveles o de sumisas explorando su lado domme bajo la guía de sus dominantes, o de sumisa para proyectos artísticos o culturales, o participando en eventos académicos o en medios de comunicación, o como activista de la diversidad sexogenérica y por el derecho al libre y responsable ejercicio de la sexualidad.
10) Asumo que como Sumisa Alfa, Sumisa Guerrera, Sumisa Activista o Postsumisa soy la protagonista y principal responsable de mis decisiones, entre ellas el ejercicio de mi sexualidad, haya o no dominante, haya o no pareja estable, provisional o del momento, haya o no con quien compartirla.
Este artículo apareció originalmente en la interesante publicación mexicana BDSMrevista en junio de 2015. Sobre el 'postBDSM' ver estos otros textos de la misma autora.